XXXVII

Primero, la avispa se pone a tomar el sol a su lado. Estaba en su derecho. Luego, a medio camino del descenso por la montaña, un cuervo se posa a pocos metros con sus alas de reflejos metálicos, grazna, y desaparece por el valle. Ninguna objeción. Al final, una miríada de insectos revolotean alrededor de unos frutos rojos globulares, maduros y olorosos. La trama orquestada por tres colores, amarillo, negro y rojo, bastan para resumir un día.