XXXVI

Los animales son capaces de hazañas inimaginables, bajo la estrella de la buena suerte, de difícil comparación en el mundo de los hombres. Un caracol escala una pared de varios metros, penetra por la rendija de una ventana, abierta escasas horas al día, entra en el interior de la vivienda y se instala, después de sellar su caparazón con baba solidificada, en el revés del cristal para preparar la hibernación. La petición, después de méritos más que suficientes, será concedida.