XXIV

El calor que emana de todos los seres vivos define la naturaleza de la vida. Incluso un minúsculo ratón o una pequeña musaraña acabados de morir siguen emitiendo un calor perceptible a las manos de quien los acoge, con el fervor de guardar un preciado tesoro, antes de volver a depositarlos en la tierra húmeda. La radiación térmica póstuma es el regalo de despedida a un mundo que hace unos instantes todavía era su hogar.