XIX

Los pájaros del jardín también tienen su propia versión del mito de la caverna: las sombras que se mueven en la ventana, poco antes de que se abra la puerta y se oigan los pasos al descender la escalera, anuncian la llegada de la comida. Con todo, se observan unas diferencias fundamentales, una inversión de la perspectiva que cambia el panorama de forma radical. Los cautivos de las apariencias no llevan cadenas ni están prisioneros, al contrario, vuelan libremente; en cambio, los sujetos de movimientos lentos, como a cámara lenta a ojos de los pájaros, escondidos en la oscuridad, en teoría la viva imagen del libre albedrío, viven el encierro que ellos mismos han construido, prisión de por vida.