XV

El sueño y el vuelo más allá de todo límite son viejas aspiraciones del hombre, aunque, por supuesto, incompatibles por razones físicas. Un simple vencejo, volador consumado e infatigable, da cuenta cumplida de ellas, es capaz de dormir y volar al mismo tiempo, entre aleteos frenéticos y largos planeos, inmóvil, a contraviento; además, por si no fuera bastante, añade el aliciente del sexo, la copulación durante el vuelo. Abajo, en tierra firme, nunca se ha oído hablar de nada semejante; mirada de recelo a las alturas, ceño fruncido.