Hay una mezcla de sorpresa y temor, de paz y guerra perpetuas, armonía y discordancia sin fin, cuando se advierte que el animal que uno tiene al lado también respira, al oír su respiración, cómo inspira y expira una columna sonora, casi pesada, de aire caliente. El ejercicio espiritual obligado es acompasar el ritmo de la respiración hasta formar un solo soplo, ascendente y descendente, mientras se sueña con un único, aunque multiforme, hálito vital, de los pasajeros quiescentes del planeta Tierra.
X
Etiquetas:
animal,
armonía,
discordancia,
guerra,
hálito vital,
pasajero quiescente,
paz,
respiración,
sorpresa,
sueño,
temor